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José Antonio Mesa Toré,
Juan Antonio González Iglesias,
Juan Miguel González del Pino,
Juan Manuel Villalba.
Juan Manuel Villalba.
Bio-bibliografía
Francisco Fortuny (Málaga, 1958), es Doctor Cum Laude en
Filología, por una tesis sobre La razón
del mito en la poesía modernista, ha impartido cursos en Masters de la
Universidad de Málaga sobre Métrica y Poética, y es de profesor de Lengua
Castellana y Literatura, y Latín, en
Ha publicado los
siguientes libros de poesía:
Náutica espiritual, UMA, 1991,
De la locura metódica, Diputación de Málaga, 1995,
Cielo rasante: Horación, Pretextos, Valencia, 1992,
Fata Morgana, Pretextos, Valencia, 1997,
Y Fuera
de Sí (La Lucreciada), Genesian, Sevilla, 2003;
Y la siguientes obras de teatro:
Fábula de Fanes y Plutón (Auto
sacramental de inspiración gnóstica), V premio Enrique Llovet de Teatro,
1991, representada en el Teatro Cervantes,
Coloquio de Perros o el Sueño
Cipión (Variación sobre un tema de Cervantes), representada en el Teatro
Cervantes de Málaga, Monosabio, Ayto. de Málaga, 1997),
Y El evangelio de
lucifer, 2007,
Y, finalmente, la novela Ventura
Egea, Arguval, 2004,
Asimismo ha
publicado en prensa más de cien ensayos breves sobre poesía, ciencia y mitos.
Sus poemas
mitológicos y sus ensayos sobre mitos han sido traducidos al griego.
También es traductor
de poesía catalana.
Poemas
A LA POESÍA, VII.
Miro este mundo de
realismo y prosa
Y comprendo el porqué de sus defectos:
Que todo el mundo es nada.
Los cosmólogos dicen que es producto
De una ruptura de la simetría
Perfecta del Origen
Que dio lugar ¾y tiempo¾ a dos contrarias
Energías gemelas
Que, sumadas, se anulan
Resultando el total igual a cero.
No somos nadie
porque todo es nada.
Y sin embargo, a
veces, la mirada
En este mundo de realismo y prosa
Descubre la belleza, la poesía,
Y la vida es divina y es hermosa,
Porque está enamorada
La mirada, y es iris (color, verso
¾es
música armonía¾)
La prosa antes real (antes ruidosa
Y gris) del Universo.
Y es porque tú eres
Diosa
Incluso aunque no existas. Vida mía.
Quand vous
serez bien vielle…
Ronsard
Cuando seas muy
vieja y tu carne esté frígida
Pero ardiendo en tus sueños,
y tus músculos tersos
No lo estén, te dirás
con disciplina rígida:
Dónde estará el Fortuny
que me hizo estos versos.
Esquivada esa
flecha tan poética y mágica
Que te envió Cupido,
resueltos tus problemas
Al final, te dirás,
arrepentida y trágica:
Donde estará el Fortuny
que me hacía poemas.
Y cuando al fin un
día te halles sola en tu casa
Vacía, pues se fueron
tus padres y tus hijos
Cada cual por su lado,
te dirás: qué me pasa:
Me acuerdo del Fortuny
con sus versos prolijos.
Pero yo ya habré
muerto o vieja y achacosa
A la fuerza mi vida
será una vida santa.
Qué otra cosa podría
suceder, qué otra cosa,
A ese viejo cansado
si ni se le levanta.
Y llevando a la
fuerza, si Dios no lo remedia,
Una vida de santos,
una vida de santos,
Te dirás, lamentando
tu divina tragedia:
Dónde andará el Fortuny
que me cantó sus cantos.
Tu vida está
ocupada, lo sé, por muchas cosas
Mucho más importantes
que yo, mujer sufrida.
Pero aún tienes tiempo:
disfruta de las rosas,
Disfruta de las rosas
que te ofrece la vida.
ÉGLOGA DE NEMODEMO A VULGUICIO
Os oía sentado en mi
pupitre
Del colegio a través de la bíomega-
Fonía ideologista y el estrépito
Del vicario en el aula, aquel belitre
Que servía, con faldas, de estratega
Al dictador decrépito
(gran
Buitre),
En cuanto a educación -que no tenía.
Cantábamos a coro y
a porfía
Desde la antigua Tabla
A los floridos himnos a María
Y a Isabel y Fernando.
Pero ya nadie habla
De aquellos entusiasmos torpes, feos,
Con que todos, hablando,
Y con las manos, con la voz en grito,
Alzadas, defendíaïs sin pausa
Las limpiezas políticas y aseos
De la bendita y glorïosa Causa
Del Caüdillo, echando a los arreos
Retóricos manidos muchas manos
Y mucho sanbenito.
Érais todos
franquistas y cristianos.
Hoy todos sois
demócratas y ateos.
Por lo que os
felicito.
Pero yo, que en
aquel sórdido entonces
Criticaba al Caudillo (igual que al Duce
Y al Führer,) era como el pobre tonto
De aquel pueblo de gonces
Del Imperio chirriantes, y de buche
Inflado y pronto, y por muy poco, pronto
A ofenderse iracundo ante el escándalo
Que eran mis disparates
y dislates
Y mis palabras de inocente vándalo,
Sólo propias de rojos y de orates.
En fin, pasó aquel
tiempo de fascismo;
Vino la Transición. Y el tipo mismo,
Uno de aquellos, que antes me llamaba
Necio bárbaro loco e inconsciente,
Con lengua que en escándalo se traba
Todavía me lo dice.
Pero al día
presente
No es por el mal –o el bien- que un día les hice:
Es que él, inquisidor, me cree creyente
Y no creo en su falsa democracia.
La cosa tiene
gracia.
(Ay mísero de mi, ay infelice.)
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